martes, 14 de septiembre de 2010

La libertad y los medios de incomunicacion.

El vocabulario contra la libertad

Nadie dude respecto de estos eternos manejadores de la palabra, que lo son de las almas. Como hicieron siempre, como la falsa oposición que hoy simula rasgarse las vestiduras: si calculan que vuelve a ganar Kirchner, van a pactar.

Por Hugo Esteva


Al contrario de lo que hubiera supuesto, tuve que aprender que uno “piensa como habla” y no “habla como piensa”. El lenguaje, entonces, tiene un poder determinante sobre nuestro espíritu. Y, como siempre, ya estaba todo dicho en la sabiduría original de nuestra cultura y de nuestra Fe: “En el principio era el Verbo…”

De ahí también, en el orden humano, la importancia de lo que nos hayan enseñado nuestros padres y nuestros primeros maestros, y la coherencia -hoy cada vez menos imaginable para un cristiano- entre una y otra cosa.

Los enemigos de la civilización cristiana, los que hoy han dejado de lado cualquier bandera menor para dedicarse de lleno a la persecución de la Iglesia, lo saben y lo ejercen. No sorprende, claro. Pero lo que puede llamar la atención es que nuestra “tribuna de doctrina”, el diario de los Mitre, teóricamente defensora de esta civilización perseguida, adopte esos mismos caminos acondicionadores de los espíritus infiltrando un idioma “ad-hoc”. Sobre todo hoy, cuando hace campaña en defensa de una libertad de expresión que –más allá de los toqueteos a que la someten los liberales- sólo puede reconocer origen verdadero en la libertad de espíritu que vino a restaurarnos Cristo.

En efecto, el diario La Nación del 4 de septiembre último publica en su página 35 una suerte de confesión de su conducta de los últimos años en una nota firmada por Claudia Piñero, escritora. Allí se dice: “Las palabras que elegimos para nombrar no son inocentes. Existe un efecto ideológico del lenguaje, que es explotado por algunos e ignorado por otros”. Y a partir de eso se establece que hay que emplear las siguientes expresiones para estar en lo justo: “dictadura militar” en lugar de “proceso”, “ley de matrimonio igualitario” en vez de “ley de matrimonio gay” (gay así, sin comillas, como si fuera castellano) porque esto último es discriminatorio. Además, no se puede decir “a favor del aborto” o “pro aborto”, sino “a favor o no de ‘la despenalización del aborto’”. La última tesis de la autora de “El lenguaje libra batalla” es que “el análisis crítico del lenguaje debería ser una materia obligatoria desde la escuela primaria. Así tendríamos herramientas para resistir desde el lenguaje”. Lavado de cerebro desde la niñez, como se ve.

Más allá de que el mal profundo del mamarracho autodenominado “Proceso” no fue ser una dictadura militar sino haber sido un gobierno que entregó a la patria como pocos, de lo que se trata aquí es de escuchar el testimonio de por qué el diario que hoy es defendido como la más pura expresión de la libertad, es otro instrumento a favor de la domesticación de los espíritus.

Claro, tiene mejor gusto que el grotesco conjunto de los seguidores de los Kirchner. Pero no les anda tan lejos. Por eso no decimos ninguna novedad al afirmar que los medios que hoy reclaman respeto, han manipulado las conciencias en cada oportunidad. Con la excepción de La Prensa que, más allá de que se coincida o no con sus posturas, fue capaz de no avasallarse ante el peronismo, ante el Proceso, ante el alfonsinismo ni ante Papel-Prensa, el resto de los diarios del país ha sido co-responsable, funcional y obsecuente cada vez. Hay que tomarse el trabajo de releer sus viejos ejemplares para comprobarlo.

Estos mismos paladines lo son de la verdad a medias. Así es como, cuando hoy han tenido que resucitar el caso David Graiver para atemperar la acometida del gobierno por el negocio del papel, callan toda su relación con Jacobo Timerman, intocable santón laico de la prensa progresista internacional. Baste para recordar su estrecho vínculo con el financista de los Montoneros, el final de la necrológica que publicó La Opinión de Timerman el10 de agosto de 1976 (reproducción facsimilar en Cabildo de abril de 1977, pág. 15) luego del accidente del avión despegado de Houston: “Al llegar el último momento de su vida, quienes lo conocieron y quienes compartieron su amistad, no han podido evocarlo solamente como a un exitoso empresario. Lo recuerdan –lo recordarán- como el promotor incansable de todas las virtudes encabezadas por la amistad”.

Nadie dude respecto de estos eternos manejadores de la palabra, que lo son de las almas. Como hicieron siempre, como la falsa oposición que hoy simula rasgarse las vestiduras: si calculan que vuelve a ganar Kirchner, van a pactar.

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