lunes, 20 de septiembre de 2010

Montoneros asustados.

Los Kirchner, en conflicto con Montoneros

Los montoneros están furiosos porque el revival judicial de Papel Prensa los puede llevar al banquillo. Y en el caso Apablaza, si ceden ante Piñera, se debilitaría el voto kirchnerista de izquierda.

Por Carlos Tórtora

Hace tres días y en plena convalecencia, Néstor Kirchner se habría dado el lujo de estallar en una crisis de nervios vinculada a la tensión con el gobierno de Chile por el pedido de éste para que CFK conceda la extradición del terrorista chileno Sergio Apablaza Guerra. Éste fue sometido en la Argentina a un extenso juicio de extradición por varios actos terroristas, entre ellos el asesinato del senador chileno Jaime Guzmán Errazuriz, cometido en 1991, y nuestra Corte Suprema se pronunció a favor de su extradición. Pero la pareja del terrorista, Paula Chain, es colaboradora de la presidente y el gobierno nacional resiste hasta ahora los pedidos del congreso y del presidente chileno Sebastián Piñera. La irritación de Kirchner se produjo al leer un informe enviado por el embajador argentino en Santiago de Chile, Ginés González García, que recomendaba priorizar la relación bilateral y entregar al terrorista. Kirchner se definió claramente a favor de otorgarle la condición de refugiado a través de un pronunciamiento de la Comisión Nacional de Refugiados, que depende del Ministerio del Interior, y habría considerado entonces una especie de traición el informe de Ginés González. Y hasta habría recordado, como elemento de sospecha, que aquél fue Ministro de Salud y estrecho colaborador de Eduardo Duhalde. ¿Por qué Kirchner prefiere lesionar la relación con Chile antes que aceptar la extradición de este ex miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, cuya situación ya fue examinada por la justicia argentina? La razón sería fundamentalmente electoral. Con la publicidad que adquirió en estos días el caso -antes prácticamente desconocido- la extradición provocaría el rechazo masivo de la izquierda y debilitaría electoralmente al gobierno en su clientela vinculada a las organizaciones de derechos humanos. Concretamente, el gobierno teme que si la izquierda lo ve “claudicante” ante las presiones de un gobierno de derecha, como es el chileno, el costo político sea alto y terminen beneficiándose de ello Pino Solanas, Patricia Walsh, Vilma Ripoll, etc. Además, los Kirchner no tolerarían las calles llenas de manifestantes de izquierda acusándolos de traidores.

Montoneros irritados

El otro frente conflictivo del gobierno con la izquierda se centra nada menos que en la sigla más explotada políticamente por el kirchnerismo: Montoneros. En el reciente cónclave para refundar la organización, que reunió en Córdoba a Guillermo Martínez Agüero y Roberto Cirilo Perdía, entre otros, a puertas cerradas se habría criticado muy severamente a los Kirchner. El problema es la inminente presentación judicial del Secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, y del Procurador del Tesoro, Joaquín Da Rocha, denunciando a Héctor Magnetto, Bartolomé Mitre y otros por supuestos delitos de lesa humanidad supuestamente cometidos en relación a la venta de las acciones de Papel Prensa de Lidia Papaleo de Graiver a Clarín y La Nación.

Los montoneros están tan interesados como Magnetto en que esta causa no prospere. Es que el revisionismo judicial del caso Papel Prensa conduciría inevitablemente a que salgan a luz nuevamente los secuestros extorsivos y los asesinatos cometidos por esa organización con el objetivo de obtener fondos. Semejante revival es lo que menos quieren Firmenich, Perdía y otros protagonistas de los años de plomo. A instancias de los hijos de José Rucci, el Juez Federal Ariel Lijo ordenó el año pasado el desarchivo del expediente y la reapertura de la investigación del asesinato de aquél, cuyo aniversario 36 se cumplirá el próximo jueves. La justicia también está investigando la posibilidad de declarar la imprescriptibilidad del secuestro, torturas y asesinato del Coronel Argentino del Valle Larrabure, crímenes cometidos por el ERP en 1974.

Así las cosas, el gobierno está a punto de poner en marcha en el Juzgado Federal Número Tres de La Plata -a cargo de Arnaldo Corazza- un debate judicial que está destinado a golpear a Clarín pero que, como boomerang, es probable que se vuelva contra unos cuantos jefes montoneros. La imprescriptibilidad de los supuestos delitos cometidos contra los Graiver, debería ser aplicada también a los crímenes de los socios montoneros del banquero. Los ex guerrilleros corren ahora el riesgo de sufrir nuevas denuncias o de que se desarchiven viejos expedientes y aparezcan pruebas y testimonios desconocidos, así como víctimas o familiares de víctimas que se presenten en tribunales. Mal podría la justicia evitar que, en una investigación sobre la venta de Papel Prensa, se incorporen al expediente una vorágine de hechos conexos y que los propios militares que serán acusados usarían para defenderse. Sólo la investigación del origen de los fondos con los cuales se formó Papel Prensa colocaría a los ex guerrilleros en una situación desagradable.

Si hay algo que los veteranos montoneros no quieren es que les recuerden su peor perfil: el de los crímenes cometidos con fines económicos y la danza de las valijas con dólares que iban y venían de la suite de Firmenich en Par{is. El tono crítico hacia el gobierno que tuvo el documento oficial de Montoneros difundido el 7 de este mes sería una forma de mandarle un mensaje de advertencia a la Casa Rosada.

En su alocada guerra contra Clarín, los Kirchner no vacilan ahora en colocar en un serio riesgo judicial a la cúpula de la organización que se identifica mediáticamente con su gestión. Paradójicamente, los jefes montoneros extrañarían ahora los tiempos tranquilos de Carlos Menem, con sus indultos y la política de pacificación nacional. Su gran reivindicador, Kirchner, está cerca de ponerlos nuevamente a tiro de la justicia, abriendo la caja de Pandora de su macabra zaga. Tal vez ésta sea la demostración más acabada de una situación compleja. El matrimonio presidencial elaboró su marketing electoral con las banderas setentistas, pero esta manipulación permanente del pasado los lleva ahora a colocar en la cornisa no sólo a sus enemigos sino a sus propios héroes revolucionarios. En su desenfrenada carrera por conservar el poder, los Kirchner no reparan en gastos.

Informador Público

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